Llevamos milenios mejorando los sistemas de seguridad

En los sistemas de seguridad y alarmas actuales tenemos mucho más que cerrojos y llaves, tenemos las mejores tecnologías al servicio de la seguridad de nuestro hogar en forma de sistema integrados y conectados a centrales receptoras mediante empresa de alarmas. Pero las primeras llaves y candados podemos encontrarlos en las civilizaciones de hace hasta 4000 años.

Desde que el ser humano se hizo sedentario y empezó a desarrollar el concepto de propiedad ha necesitado custodiar de una forma u otra sus bienes y tierras. La evidencia más antigua de un candado fue encontrado en la ciudad de Nínive, Mesopotamia, y se trataba de unas puertas que podían abrirse desde fuera con llaves y candados hechos de madera. En un principio dichas puertas se cerraban mediante pestillos de madera que se introducían lateralmente en el marco o en una grapa fijada en la propia hoja de la puerta; después se aseguraron con varios pernos, que se elevaban fácilmente y penetraban en los orificios practicados en el pestillo gracias a la acción de las llaves. En el Antiguo Egipto su uso estaba reservado exclusivamente a los ricos, sin embargo en la Grecia Clásica se estandarizó su uso. Allí se dice que fue Teodoro de Samos quien desarrolló una versión de llaves y cerraduras en el siglo VI a. C., sin saber de la existencia de la invención egipcia, según cuenta el escritor romano Plinio el Viejo.

Otros estudiosos indican que fue en China donde antes que en Egipto se inventó el uso de las llaves y cerraduras. Sin embargo, la cerradura y la llave metálica son una aportación romana. Los romanos crearon asimismo un sistema de seguridad en los cierres: la vuelta de llave. Consiguieron disminuir el tamaño de las llaves de forma sorprendente. Algunas, minúsculas, cerraban las cajitas donde los romanos guardaban los venenos destinados a sus adversarios políticos o sentimentales. La artesanía de llaves, cerraduras y candados se denominaba ars clostraria, practicado por artesanos cualificados y apreciados. No solo se estimaba la fiabilidad de tales objetos, sino su belleza.

Si avanzamos al siglo XVIII, y a Inglaterra, nos encontramos con un verdadero proceso de tecnificación de los sistemas de seguridad. El cerrajero Joseph Bramah había creado un sistema inexpugnable según él y había lanzado el “Challenge Lock”, un desafío por el que prometía pagar 200 libras a quien pudiera crear una llave que abriera sus cerraduras. Su reto duró 67 años, hasta que en 1851 un cerrajero americano llamado Alfred Hobbs fue capaz de abrir el mecanismo. Éste acabó con la supremacía inglesa que parecía que se convertiría en el proveedor mundial de llaves y cerrojos.

La supremacía americana crecería asociada a un apellido que se haría famoso: Yale. Linus Yale obtuvo en el año 1851 la patente de su primera cerradura para bancos. Continuó su afanosa búsqueda, hasta que en el año 1862 inventó la cerradura de cuadrante secreto o combinación. Los principios consagrados en la cerradura de monitor, son ahora estándar en cerraduras de combinación en todo el EE.UU.