¿Cómo hay que protegerse durante un terremoto?

Lo primero en caer, por causa de un terremoto, es todo aquello exterior como ventras y fachadas. Hay que evitar estar cerca de estos elementos, así como de todos los elementos decorativos, de los espejos o de o de los muebles que contengan muchos objetos. Son especialmente peligrosos los elementos de vidrio, ya que será lo primero en romperse y llenar absolutamente toda la superficies de pequeñas partículas cortantes. Si esto pasa o puede pasar, con más razón no hay que cambiar nuestra ubicación ni intentar rodar por el suelo.

Si estamos en interiores, lo mejor es agacharnos, cubrirnos y sujetarnos. Tres reglas de oro para afrontar con la mayor seguridad posible un terremoto. Debajo de la mesa más resistente que haya, debemos cobijarnos de forma que estemos bien sujetos, resistiendo a los vaivenes que causa el terremoto. En caso de no tener una mesa disponible, lo mejor es quedarnos agachados cerca de una pared interior, protegiendo con las manos (o un casco, si podemos) nuestra cabeza.

¿Y si estamos en la cama? Lo mejos es quedarnos en ella de forma que estemos sujetos, protegiendo nuestra cabeza conla almohada.  ¿Y en el coche, algún edificio grande o viendo un espectáculo? Seguramente, si estamos en un coche y debemos afrontar un terremoto lo más seguro sea mantenerse dentro de éste, siempre evitando los puentes, las señales, cables de alta tensión y cualquier cosa que pueda caer y lastimarnos. Si estamos dentro de un edificio público, debemos seguir los mismos consejos respecto a las paredes exteriores y las ventanas y buscar colocarnos debajo de mesas. Eso puede ser más sencillo en oficinas o lugares de estudio, pero más complicado en otro tipo de espacios, en los que se deberá buscar siempre sujetarse a paredes interiores alejadas de objetos que puedan lastimarnos. Si estamos en un estadio deportivo, lo mejor es quedarnos en nuestro asiento y protejernos con los brazos. En cualquier caso, no hay que usara ascensores ni perder los nervios o tener prisas por salir al exterior, ya que ésto puede ser más peligroso que mantenernos dentro a buen recaudo.