Suiza es el país más seguro del mundo
En España aún hace falta mucha cultura respecto a los sistemas de seguridad integrados que ofrecen las empresas de alarmas
A mediados de los 60, en plena Guerra Fría entre los bloques de la URSS y de los Estados Unidos, Suiza decidió ser el país más seguro del mundo y que su posición pacifista durante los últimos 200 años no impidiese a sus habitantes vivir seguros en el corazón de un continente asolado por guerras que, como la 2a Guerra Mundial, dejó gran parte de Europa en escombros.
Suiza es famosa por su neutralidad en todas las contiendas bélicas, la cual asumió después del Tratado de parís de 1914 pero, en el contexto de la amenaza nuclear durante el conflicto diplomático y militar entre el bloque americano y el soviético, asumió y difundió entre su población el siguiente eslogan: “La neutralidad suiza no nos protege de la radioactividad”. Así, mientras los gigantes se retaban en una carrera armamentística, tecnológica y hasta espacial, los suizos empezaron su carrera por protección ante la amenaza radioctiva llegando en la década de los 70 a añadir hasta 400000 nuevos búnkeres anuales. Desde 1963 la ley obliga a construir las casas con búnker, muchos de los cuales se usan como trasteros o locales de ensayo, aunque desde el cambio legislativo de hace unos años quien construye una vivienda puede evitar los gastos de un búnker pagando a la comuna (municipio) una contribución de 1.500 francos por cada puesto protegido.
Los búnkers no reciben luz solar y existen recomendaciones concretas del Gobierno sobre la gestión de los alimentos en caso de uso, qué tener y para qué duración. En principio, todas las necesidades, incluso el acceso a Internet, son satisfechas en los búnkers, los cuales no deberían estar faltos tampoco de espacio. En caso de catástrofe se recomendaría que cada individuo tenga espacio suficiente para obtener unos 3 metros cúbicos de aire por hora.
Cada año los suizos asisten a un simulacro a nivel nacional y cada dos años son revisadas las instalaciones. Es entonces cuando muchos suizos se acuerdan de tenerlo todo como toca, pues muchos ciudadanos ya creen que estas instalaciones forman parte de una paranoia des-actualizada. Por eso se ha llegado a plantear en el escenario político suizo la revisión de la ley, pero parece que está más que arraigada en el seno de la nación de los Alpes, y además hechos como la explosión de Fukuyama reavivaron el estado de alerta antes la amenaza nuclear y los búnkers siguen siendo marca de la casa en Suiza.