La videovigilancia es, hoy en día, una de las herramientas más útiles para resolver crímenes. Las encontramos en hogares, en comercios, polígonos industriales, grandes superficies y muchos más lugares. Las cámaras de videovigilancia nos rodean. Cualquier escena de en un centro puede ser prácticamente reconstruida gracias a las cámaras que rodean la zona. Para comprobar o desmontar coartadas, la videovigilancia es un elemento indispensable para la investigación policial.
Sin embargo, también pueden volverse en nuestra contra, pues las cámaras no sólo enfocan a los delincuentes. Todos somos vigilados por las cámaras, hasta aquellos que las ponen para veleras por su seguridad y la de los suyos. Y es que esto puede convertirse en un problema, pues las cámaras de videovigilancia son susceptibles de ser manipuladas si se tienen los suficientes conocimientos informáticos, de modo que los delincuentes pueden obtener la información necesaria para delinquir. Por ejemplo, un ladrón podría manipular a distancia la cámara de un negocio como una joyería para saber dónde guarda las cosas de valor. Puede vigilar sus horarios, las horas con más clientela, etc. Es decir, se puede espiar al dueño con su propia cámara para dar un golpe. Y no sólo se espiar, sino que se puede hacer que desaparezcan las pruebas después de un crimen.
Y es que más de la mitad de las cámaras de seguridad y cámaras IP no cuenta con ningún tipo de contraseña y la mitad de las que la tienen conservan la contraseña por defecto, haciendo que se puedan saltar fácilmente. Sólo aproximadamente el 20% de las cámaras están bien protegidas.
Aunque es fácil manipular las cámaras de videovigilancia, es mucho más fácil mantenerlas seguras. Visualización privada o cambiar la contraseña por una que contenga más de ocho caracteres al menos una vez cada tres meses. Existen incluso aplicaciones que nos permiten programar nuestro sistema de forma segura. Asegúrate de cumplir estos consejos y mantendrás tu sistema de videovigilancia seguro.
